Katinka Lampe realiza obras figurativas y expresionistas que son el resultado de una investigación sobre la identidad, las relaciones sociales, el género o el color. El retrato es el concepto de la imagen. Aunque sus pinturas son en realidad bastante realistas, Lampe prefiere no llamarlas "retratos", y las características individuales de los modelos se relegan deliberadamente a un segundo plano.
Cuando pinta, siempre se busca el punto de inflexión entre atracción y repulsión. Los detalles elaborados con precisión se alternan con superficies planas. Los fondos no se refieren a nada más que a sí mismos. El exceso personal siempre se barre con una gran pincelada. Son estas cualidades las que dan a sus obras una capa adicional de significado.
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