Las pinturas de Jane Dickson capturan la pulsión nocturna y cruda del paisaje urbano estadounidense, destilando una atmósfera llena de melancolía y misterio. Dickson explora los márgenes de la sociedad: peepshows de Times Square, moteles solitarios, carreteras envueltas en sombras y casinos que brillan con una falsa promesa. Sus lienzos, a menudo sobre superficies inusuales como AstroTurf, papel de lija o vinilo, vibran con texturas que refuerzan la crudeza de sus temas. La luz artificial —neones, faros, fluorescencias— es protagonista, tiñendo sus escenas con tonos ámbar, negros profundos y grises que sugieren un mundo atrapado entre la fascinación y la alienación.