Nacido en 1969, el artista nipón Hideaki Kawashima ha forjado un camino singular, visible en su obra que bebe del manga y del Superflat. Sus creaciones nos muestran figuras de una sensualidad ambigua y rasgos llevados al extremo; destacan esos enormes ojos llenos de vida, que irradian un crisol de emociones: temor, anhelo, desasosiego o melancolía, todo ello sin caer en simplismos. Su paleta es sobria, casi siempre monocromática (él mismo dice que "no se le dan bien los colores"), donde los óleos o acrílicos se funden creando atmósferas oníricas y extrañas. En su trabajo resuenan temas como la fe, los mitos, la zozobra, la tristeza y la soledad, a menudo adornados con espectros que desdibujan la línea entre lo tangible y lo inmaterial.