Los elaborados paisajes naturales de Eguchi Ayane exudan una impresión general de inocencia a través de su icónica paleta pastel. Sin embargo, tras una inspección más cercana, sus pinturas revelan escenarios traicioneros, donde el mundo natural es espeluznante. El personaje recurrente del oso de peluche, "Kuma", representa cómo las fachadas aparentemente inocentes pueden ocultar una realidad más oscura y, lo que es más importante, cómo todo tiene que ver con la vida y la muerte.