Aris Moore crea retratos que combinan lo familiar con lo extraño, utilizando grafito y lápices de color para capturar figuras con rostros a menudo distorsionados, hinchados, estirados o caídos. Estas características parecen reflejar las vidas inquietantes de los sujetos, explorando temas como la percepción, la ambigüedad y las contradicciones. La artista busca habitar los espacios entre lo conocido y lo desconocido, la adultez y la niñez, creando experiencias reveladoras pero no completamente definidas.