Las esculturas de Iván Prieto se caracterizan por una estética surrealista y expresionista que explora las imperfecciones y fragilidades humanas. Sus figuras, a menudo humanas pero deformadas intencionadamente, rompen con los cánones de belleza tradicionales, mostrando cuerpos desproporcionados, grotescos y a veces melancólicos, pero con un toque de humor e ironía. Utiliza materiales como cerámica, bronce, resina y metales, combinándolos con colores vivos o tonos monocromos. Sus personajes suelen estar vinculados al mundo de la moda o adoptan formas simbólicas como orejas de conejo que aluden a la identidad y la sexualidad. Prieto mezcla lo abstracto y lo figurativo, creando narrativas emocionales que invitan al espectador a interpretar libremente temas como el aislamiento, la fragilidad y la transformación. Su trabajo es provocativo, poético y profundamente introspectivo.