Giulia Grillo, conocida artísticamente como Petite Doll, es una fotógrafa y artista visual italiana cuya obra destaca por su surrealismo y performances. Su obra se caracteriza por el su uso de materiales como la arcilla polimérica, prótesis, resina y yeso, para crear personajes y escenarios que desafían las normas convencionales de belleza y realidad. Lo real se deshace y en su lugar brotan criaturas imposibles, paisajes húmedos de deseo y tecnología, y rostros que apenas conservan huellas de humanidad: carne que llora cables, ojos que se reflejan en pantallas apagadas, y una constante pregunta que flota en el aire como una amenaza: ¿qué queda de nosotros cuando todo está conectado?
El universo de Grillo es barroco en texturas, febril en simbolismo, y no teme cruzar la línea entre lo grotesco y lo sublime. Su obra es, en el fondo, una larga pesadilla hermosamente coreografiada, donde lo que asusta no es la deformidad, sino el reflejo de nuestra propia humanidad exagerada hasta la caricatura. En cada imagen late una fábula que no busca consuelo, sino despertar.