Las ilustraciones de Sasha Gordon son audaces, viscerales y profundamente introspectivas. Su estilo hiperrealista, cargado de simbolismo y teatralidad, desafía convenciones sobre identidad, género y etnicidad. Al autorretratarse con cuerpos distorsionados en escenas íntimas o inquietantes, Gordon no solo subvierte la mirada tradicional, sino que confronta al espectador con emociones contradictorias: vulnerabilidad, deseo, alienación. La paleta brillante y los escenarios oníricos refuerzan un universo visual que oscila entre lo grotesco y lo sublime. En conjunto, su obra ilustra con una honestidad brutal los conflictos de ser “la otra” dentro y fuera del propio cuerpo.
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